El pasado 22 de junio fue el Booty Riots, una fiesta organizada por Kim Jordan, Maria Cabral y Fede, es un espacio de exuberancia y voluptuosidad, pensado para que las mujeres y todas las personas que amamos bailar, podamos bailar libremente sin sentirnos acosadas por ningún baboso. Ese día bailé junto a uno de los grupos a los que les di clases de Twerk & BootyDance durante el primer semestre del 2018, mostramos 3 de las coreografías creadas por Kim Jordan que trabajamos durante las clases. Desde el inicio de la noche vimos a un chico que estaba de camisa azul que se acercaba demasiado, aprovechaba cualquier descuido para posicionarse de tal manera que ante cualquier movimiento le tocaran, y ante la respuesta de varias de las chicas, él siempre respondía: “Pero, si yo no estoy haciendo nada” y nos miraba con cara de locas. Maria se percató de esto e hizo el tradicional manifiesto donde se explica a todas las personas asistentes a la fiesta de que este es un espacio de respeto, libre de babosos, donde las mujeres pueden mover sus culos libremente sin que esto se interprete como una invitación.
En fin, durante toda la noche, este personaje estaba por ahí, cada vez que se acercaba a alguna y ella se daba cuenta, le miraba y se alejaba, dejándole claro que no, él se retiraba un momento y volvía a aparecer por otro lado. Después de nuestra muestra, nos pusimos a bailar unas cuantas entre nosotras muy felices porque lo habíamos dado todo, disfrutando de la música, celebrando nuestro cuerpo y nuestros movimientos, de repente veo a este personaje que se pone justo detrás de Vane, sin que ella se diera cuenta, le miraba el culo con todo el descaro y se iba acercando cada vez más y más a ella, para que en cualquier movimiento pudiera tocarle sin que ella se diera cuenta. En ese momento se me paró la cresta, le cogí del brazo y le dije, “¡Oye, respeta!” y lo alejé de ella, Vane se giró y apenas se percató de lo que acababa de suceder. Durante toda la noche tuvimos que estar alertas porque el personaje se acercaba cada vez más y más, a medida que bebía una copa tras otra.
De verdad que es agobiante tener que dedicar energía y tiempo a estar pendiente de esta clase de personas, que no pueden clasificarse de otra manera que de subnormales, abusadores y atrevidos, muchas veces justificándose tras el alcohol que han bebido; de verdad es tan difícil entender, que muchas veces las mujeres queremos bailar con nuestras amigas tranquilamente y celebrar la vida un rato. Es completamente agotador tener que ir por la vida soportando babosos.
Así que amigo, si estás leyendo esto, por favor respeta el espacio de las demás, si nosotras estamos interesadas te lo haremos saber. ¡La noche también es nuestra!
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